La narrativa de las encuestas durante el proceso electoral de Gobernadora del Estado de Mexico, apuntaba a una victoria de la candidata de Morena por amplio margen, algunas encuestas apuntaban a que la diferencia era de 35, 30 o 20 puntos, las mas moderadas registraban 12 puntos. Al final la diferencia fue de 8.3 puntos porcentuales, y esto abrió una discusión sobre el rol de las encuestas y elecciones, al grado que algunas de esas encuestadoras fueron vetadas para el proceso interno para seleccionar al candidato (a) presidencial de Morena al calificarlas de no confiables. A la luz de los resultados de las encuestas, la próxima elección presidencial parece ser una contienda abierta, pues en el promedio de encuestas publicadas de Oraculus.mx la diferencia es de 22 puntos a favor de la precandidata Claudia Sheinbaum de la coalición gobernante que encabeza Morena sobre la opositora Xóchitl Galvez de PAN-PRI y PRD. Sin embargo, lo que llama la atención es variabilidad de los resultados, pues unas registran una ventaja de mas de 50 puntos, y otros registran una ventaja de poco mas de 10 puntos. La mayoría de las encuestas publicadas ubicaban al precandidato de MC en 7%, sin embargo la encuestadora Enkoll lo ubicaba en 19%. El panorama de las encuestas y las elecciones ha provocado incertidumbre sobre su rol, pero también perdida de credibilidad de las mismas. Demotecnia en su estudio realizado en noviembre de este año, ubica a Claudia Sheinbaum con una preferencia efectiva (sin tomar en cuenta indecisos) del 75 %, mientras que Xóchitl Gálvez llega al 16 % de esta medición. Es decir, una diferencia de 59 puntos porcentuales entre ambas candidatas. Por su parte, Covarrubias y Asociados (noviembre, 2023) da una preferencia a la abanderada de MORENA-PT-PV de 65 %, mientras que la candidata del PAN-PRI-PRD obtiene 25 %, a 40 puntos de Sheinbaum. En contraparte, El Financiero reporta una distancia de 22 puntos entre ambas candidatas. Recordemos que las encuestas son útiles como insumo para la estrategia de campaña, así como para la medición de tendencias; sin embargo, también han sido usadas como propaganda electoral. La oferta de este tipo de estudios se incrementa, pero su calidad varía. Una de las variables explicativas de la inestabilidad en los resultados demoscópicos rumbo al 2024 es la metodología utilizada en cada estudio. Las encuestas realizadas en vivienda han sobre-estimado a MORENA y aliados durante este sexenio; por su parte, los estudios telefónicos incrementan los números de PAN-PRI-PRD. En este sentido, tendría que identificarse un método híbrido ad hoc para la realidad social del país, donde se tomen en cuenta tanto las entrevistas cara a cara, como las telefónicas e incluso las digitales. La sobre-estimación hacia Claudia Sheinbaum de MORENA, puede tener un importante efecto rumbo al día de la elección, ya que si los posibles electores ven un resultado demasiado abierto como el de 59 puntos de distancia entre ambas aspirantes, se desincentiven para acudir a votar. Otro de los efectos, es que encuestadores y medios están reportando preferencias efectivas, es decir están descontando que existe una proporción de casi 20% de indecisos, asumiendo que estos se van a distribuir proporcionalmente entre todas las fuerzas, sin embargo esto es muy difícil de estimar, incluso si el escenario es competitivo, los indecisos pueden apostar por el cambio, y castigar al partido gobernante. La narrativa de las encuestas durante el proceso electoral de Gobernadora del Estado de Mexico, apuntaba a una victoria de la candidata de Morena por amplio margen, algunas encuestas apuntaban a que la diferencia era de 35, 30 o 20 puntos, las mas moderadas registraban 12 puntos. Al final la diferencia fue de 8.3 puntos porcentuales, y esto abrió una discusión sobre el rol de las encuestas y elecciones, al grado que algunas de esas encuestadoras fueron vetadas para el proceso interno para seleccionar al candidato (a) presidencial de Morena al calificarlas de no confiables. Al final, la alta variabilidad de los resultados de las encuestas rumbo a la elección presidencial puede provocar la duda y caída de la credibilidad de estas como orientador de la sociedad. El público que consume las encuestas comienza a dudar de sus resultados, y la credibilidad va a continuar a la baja.
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