Privatizaciones

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Carlos Elizondo Mayer-Serra EN REFORMA

3 MIN 30 SEG

24 septiembre 2023

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Carlos Elizondo Mayer-Serra, politólogo (Oxford) e internacionalista (El Colegio de México), se ha dedicado a investigar la tensión que existe entre lograr gobernarnos democráticamente y crecer económicamente. Su más reciente libro, Los de adelante corren mucho: Desigualdad, privilegios y democracia, discute esta tensión para el caso del continente americano. Es profesor de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey.

Este gobierno lleva varias privatizaciones. No vende activos del Estado, como lo hicieron Miguel de la Madrid y Carlos Salinas tras la quiebra de la Hacienda Pública en 1982. Pero a las privatizaciones de este sexenio las anima el mismo principio: gastar menos recursos públicos.

Su estrategia es sencilla: dejan de prestar servicios públicos, como en el caso de las guarderías. Ahora las madres deben pagarle a un privado para obtener el servicio. La privatización más común es aún más simple: el servicio público empeora, ya sea por el ánimo de ahorrar o por incompetencia.
La mayor privatización de este sexenio se ha dado en el sector salud. Ante la falta de medicinas, largas colas para ser atendido, la desaparición del Seguro Popular o el riesgo de morir aplastado en un elevador del IMSS, muchos tuvieron que desembolsar sus propios recursos para ir a comprarle a un privado lo que el gobierno antes les proveía.Hay un debate respecto de qué tanto realmente se redujo la pobreza. Donde no hay dudas es sobre el deterioro en la calidad de vida de los más pobres por el menor acceso a los servicios de salud: en el 2022, 39 por ciento reporta no tener acceso a algún servicio público de salud, frente al 16 en el 2018. El gasto promedio en salud por hogar aumentó en 31 por ciento en estos años. Un dato aterrador: la muerte por parto en madres pasó de 35 por cada 100 mil niños nacidos vivos en el 2018 a 66 en el 2021.

Como nadie califica oficialmente la calidad de nuestro gobierno, es difícil darse cuenta de la magnitud del problema. Pero hay una agencia gubernamental que sí es evaluada: la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC). Estados Unidos lo hace con todas las agencias similares de países que tienen vuelos de y hacia su país. México fue degradado a nivel 2 en mayo del 2021. La razón principal fue que nuestra agencia no cumplía con los estándares de seguridad aérea que requiere la Organización de Aviación Civil Internacional. Es el costo de una austeridad mal entendida. Para salir de ese hoyo pasaron 842 días y se requirió un aumento del 30 por ciento en el presupuesto de la AFAC para este año.

Cuando la semana pasada se anunció que habíamos recuperado el nivel 1, los corifeos oficiales lo celebraron como un gran logro. Fue simplemente regresar a como estábamos antes de que llegaran al poder. Pero esto no ha pasado en el resto de las instituciones. Su deterioro continúa.

Hoy tenemos en general un Estado más pequeño, que hace menos cosas por los ciudadanos, salvo transferir recursos, sobre todo pensiones. Ni hablar de seguridad pública. Si bien se expandió el gasto federal en seguridad en 28 por ciento desde el 2018 y ha caído un poco el homicidio (aunque subido los desaparecidos), cada vez más los pequeños empresarios en ciertas zonas del país pagan derecho de piso, es decir se ha «privatizado» el cobro de una suerte de impuesto.

Muchos viven bajo la idea errónea de que el problema es el narcotráfico y que no es realmente nuestro, sino de Estados Unidos. Pero como lo ha mostrado un artículo reciente, los cárteles tienen a su servicio a unos 185 mil empleados. No los mantienen exportando fentanilo, sino extorsionando y administrando otros negocios (https://shorturl.at/bqwLR).

Mientras que, en Estados Unidos, la cuna del neoliberalismo, el gobierno se expande suministrando mayor acceso a la salud, más apoyos educativos y una política industrial para tener un futuro verde, en México el gobierno hace menos, salvo en los proyectos del Presidente. Habrá, con suerte, un lindo tren en la península de Yucatán, pero quien transita por México, cada vez le cuesta más dinero por tener que hacerlo en carreteras de paga, pero sobre todo por los daños a los vehículos por el mal estado de las carreteras, la pérdida de tiempo por los crecientes congestionamientos y la preocupante inseguridad en muchas de ellas.
@carloselizondom

Fuente:https://www.reforma.com/privatizaciones-2023-09-24/op257129?pc=102