Xóchitl Gálvez ha cometido el error de polemizar con el presidente AMLO. Dada la enorme popularidad del presidente de México nadie puede en nuestro país ganarle un debate. Gente seria le advirtió a la candidata de la derecha que no lo hiciera porque iba a perder. Lo hizo, y en efecto, perdió.
En ese sentido ha sido inteligente la presidenta de la SCJN, Norma Piña: no ha entrado a la polémica con Andrés Manuel López Obrador, a pesar de todas las críticas que este le ha lanzado. Con ello, la ministra Piña ha minimizado el daño para el poder judicial.
Lo contrario es cierto también: identificarse con el gobernante con mayor aprobación es una buena idea para cualquier persona se dedique a la política.
En el caso de Claudia Sheinbaum tal identificación resulta perfectamente normal: ella y AMLO han trabajado juntos, en el mismo proyecto político e ideológico, durante todo el siglo XXI.
Es verdad, Claudia se unió al equipo de Andrés Manuel en el año 2000. Desde entonces, no han dejado de perseguir las mismas metas, compartir los mismos sueños y coincidir en las mismas estrategias.
Claudia no es la única que ha estado con AMLO, y solo con AMLO, desde el inicio del actual milenio. Pero sí, sin duda, ha sido la más competente y entregada a la causa entre quienes han acompañado al tabasqueño.
Sheinbaum en ningún momento ha titubeado e invariablemente ha dado resultados:
- Cuando López Obrador quiso hacer los segundos pisos del periférico, entregó la realización de la obra a Claudia, y esta mujer cumplió, por cierto, sin dejar de atender otros asuntos relacionados con el medio ambiente en la capital del país.
- Cuando su campaña presidencial de 2006 necesitó de una portavoz con capacidad analítica y, sobre todo, convincente, Andrés llamó a Claudia, y esta mujer cumplió.
- En la protesta contra el fraude electoral de ese año, el papel de Claudia resultó fundamental.
- En el gobierno legítimo Sheinbaum estuvo siempre cerca de AMLO.
- Durante los seis años de resistencia frente al gobierno ilegal de Felipe Calderón, Claudia dividió su tiempo entre las responsabilidades científicas que tenía en la UNAM y el activismo al lado de Andrés Manuel.
- Ella participó en primera línea en la campaña presidencial de López Obrador de 2012.
- Desde los primeros tiempos del nuevo partido de izquierda, en 2015, Sheinbaum fue una candidata exitosa: ganó la jefatura delegacional de Tlalpan.
- Más tarde, en 2018, Morena le dio a Claudia la segunda candidatura en importancia —la más relevante, la presidencial, fue para AMLO—, y ella cumplió otra vez al ganar la elección de jefa de gobierno de la Ciudad de México.
- Ahora Claudia Sheinbaum Pardo recibió de parte de Andrés Manuel López Obrador el bastón de mando de la 4T.
Esa es la biografía política de Claudia: más de 20 años de duro trabajo, de difíciles protestas, de lucha sin descanso siempre en desventaja apoyando a Andrés Manuel. Estuve en ese equipo unos años y lo dejé porque era demasiado para mí. La fatiga, excesiva, me venció. No era lo mío.
La meta de largo plazo se alcanzó: ganar la presidencia de México. Lo que sigue es consolidar lo realizado en el primer gobierno de izquierda. La responsabilidad principal en la siguiente etapa será de Claudia.
Nadie duda que tendremos presidenta, que se llamará Claudia y se apellidará Sheinbaum. Los dicen las encuestas y toda la gente lo cree. Los líderes de los partidos opositores, para no pasar por ingenuos, en sus reuniones privadas cuentan que lo saben, perderán la presidencia, pero confían en ganar suficientes espacios legislativos para impedir una mayoría aplastante de Morena.
Ya se verá lo que pase el día de las votaciones del próximo año. Pero, por lo pronto, es un hecho: Claudia ganará. Superará a Xóchitl Gálvez fácilmente.
Evidentemente le ayuda a Claudia que Xóchitl haya cometido un error importante —pelear con AMLO— y que no haya podido responder correctamente a la exhibición de los numerosos esqueletos que su ropero escondía: más vulgaridades verbales de las aceptables, los contratos de sus empresas con el gobierno, la casa roja bastante irregular que habita, el plagio de su trabajo final en la UNAM, la incapacidad para debatir —se vio tan elemental en diálogos con la mucho más inteligente Beatriz Paredes—, etcétera.
Son muchos y muy grandes los negativos de Xóchitl Gálvez. ¿Qué negativos la comentocracia ve en Claudia Sheinbaum? Uno solo: que se identifica totalmente con Andrés Manuel.
Es decir, el único negativo con el que ya durante más de un año se ha atacado a Claudia es en realidad absolutamente positivo: pensar como sí piensa: como AMLO; coincidir honestamente con quien durante 20 años ha coincidido: Andrés Manuel; sentirse orgullosa de lo que ha hecho un líder, el presidente López Obrador, al que ella ha ayudado más que nadie.
Si el único y gran negativo de Claudia Sheinbaum es su identificación con Andrés Manuel López Obrador, entonces ella ya la hizo. Porque, guste o no a la comentocracia, este presidente es muy popular y se ha ganado el cariño de una mayoría del pueblo de México.
Se le podrá criticar todo lo que ha hecho, pero nadie que sea objetivo negará que es sincero el grito que desde 2006 se escucha en todo México: ¡Es un honor estar con Obrador!
Con ese negativo, para qué quiere Claudia más positivos.
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